El
jazz es un tipo de música difícil de definir, puesto que en la mayor
parte de los casos su estudio teórico se ha abordado desde los
principios de la música clásica por musicólogos europeos y el jazz se
resiste a ser abordado desde fuera de su propio universo.
El jazz, como muchas otras artes se explica a sí mismo, y sólo la experiencia de su audición permite comprenderlo.
Las raíces. El
jazz es el fruto del encuentro de la tradición musical africana y la
europea, en un escenario preciso, Estados Unidos, a raíz de la llegada
de los esclavos negros desde principios del siglo XVII.
En
el siglo XIX, la religión cristiana (sobre todo las iglesias baptista y
metodista) fue impuesta a muchos de estos esclavos, que encontraron en
los textos del Antiguo Testamento numerosas analogías aplicables a su
propia situación y en las corales una forma de expresión musical.
Con el paso del tiempo esos salmos teñidos de tradición africana darían lugar a lo que se conoce como GOSPEL,
canto religioso que adopta formas diversas: la prédica del pastor, los
grupos vocales y gran número de solistas especialmente femeninas.
La
música religiosa convivía con la profana: canciones de plantación,
baladas, y otras formas de expresión popular, tanto africanas como
europeas, que alimentarían uno de los grandes pilares de la música
afroamericana, el BLUES. Si nos atenemos a criterios musicales el blues es una estructura de doce compases, que utiliza las llamadas “blue notes”,
alteraciones de la tercera y séptima notas de la escala, pero el blues
es mucho más, hay quien lo traduce por tristeza, aunque es más acertado
la definición de los propios cantantes de blues: “Blues is a feeling”, es una sensación, un sentimiento.
Por
otro lado surge en Saint Louis hacia 1870 un estilo pianístico, que sin
llegar a ser jazz se acerca mucho por su carácter dinámico y saltarín,
es elRAGTIME, su característica principal es la superposición de
un ritmo regular tocado por la mano izquierda y un ritmo sincopado que
va haciendo la mano derecha, a veces también utiliza las “blue notes”.
Su origen parece ser que está en las danzas que bailaban los esclavos
parodiando a sus amos. Las partituras de ragtime se grababan en “rollos
de cartón” para piano mecánico o pianola y su músico más representativo
fue Scott Joplin.
El nacimiento del jazz se
pierde en esa confluencia de formas y estilos musicales de la cultura
afroamericana que se produce a finales del siglo XIX: el gospell, el
blues, el ragtime, las marchas militares, la música de baile
europea....Toda esta mezcla creará el transfondo sobre el que Jerry Roll Morton se permitiría autoproclamarse “inventor del jazz”.
- Superposición de ritmos regulares e irregulares, con la utilización de notas a contratiempo y síncopas. Ambas
consisten en una alteración del ritmo, se trata de acentuar una parte
débil del compás, pero mientras que la síncopa continúa en la parte
fuerte, las notas a contratiempo terminan antes de comenzar la parte
fuerte siguiente.
- La improvisación. La
forma más común de los temas de jazz clásico (anterior al free jazz,
años 60) es la forma canción (AABA). Cada una de las partes suele tener 8
compases. El músico de jazz al improvisar crea nuevas melodías, puede
hacerlo adornando las melodías existentes o creando nuevas líneas por
encima de las armonías dadas, que están en la base de toda la
composición.
El jazz es una música de raíz africana con elementos occidentales, esto se refleja en los instrumentos se utiliza. Fundamentalmente se dividen en dos clases: los que marcan el ritmo (rítmicos) y los que tocan la melodía (melodía).
- Rítmicos: Batería.
Se empezó a utilizar muy tempranamente pero como un instrumento
secundario, que acompañaba a los solistas. Pronto se convirtió en uno de
los más importantes de cualquier formación.
Contrabajo. Tocado directamente con los dedos. A veces se sustituía por una tuba.
- Melódicos: Piano. Utilizado ya en el ragtime, pasó al jazz como instrumento protagonista.
Trompeta. Tuvo
una importancia enorme hasta los años 40 en que fue remplazada por el
saxofón. Antes de la trompeta se empleaba un instrumento parecido, la
corneta.
Saxofón. Se puso de moda con Coleman Hawkins y pasó a convertirse en solista a partir de la revolución de Charlie Parker.
Banjo. Era
el instrumento más importante de la música popular norteamericana. Se
utilizó hasta los años 20, luego cayó en desuso sustituido por laguitarra.
Las
agrupaciones instrumentales en jazz son muy variadas, pueden ir desde
un instrumento solista a grandes bandas de hasta 50 músicos. Las más
comunes son:
- TRIO. Formado generalmente por dos instrumentos rítmicos (batería y contrabajo) y uno melódico, que
suele ser el piano o la guitarra. Esta agrupación se puso de moda a partir de los años 40 con el inicio del jazz moderno.
-
CUARTETO. Es quizás la agrupación más característica, consiste en
añadir a la anterior un instrumento de viento, trompeta o saxofón. En un
QUINTETO habrá dos instrumentos de viento.
-
BIG BAND. Las más comunes cuentan con una sección de ritmo (piano,
contrabajo, batería y guitarra) y otra de viento de viento (saxofones,
trompetas y trombones). La época más importante de este tipo de
agrupaciones fue en los años 30 o “era swing”.
Estilo Nueva Orleans. Esta
ciudad fue la cuna del jazz, aquí nació Jerry Roll Morton, que si bien
no inventó el jazz, sí fue uno de los primeros músicos que tuvo
conciencia de que esa música, en la que se entremezclaban tantas
influencias y que partía de una tradición un tanto difuminada, era una
“nueva” música. En este primer jazz todavía se aprecian claramente los
lazos con la música de pasacalle y con el ragtime. Figuras indiscutibles
de este momento son los cornetistasBuddy Bolden y posteriormente King Oliver
Pronto
los grupos de jazz comenzaron a emigrar a otras ciudades de Estados
Unidos, como Nueva York o Chicago, y en 1917. Tras la clausura del
barrio de Storyville, (en el que a lo largo de veinte años habían
encontrado cobijo la prostitución y toda su infraestructura recreativa),
esa emigración fue masiva.
Nueva York y Chicago en los años veinte. En los primeros años veinte el jazz encontró refugio en los locales de los traficantes de alcohol. Ya en 1923 lasorquestas de King Oliver y de Jerry Roll Morton comenzaron a grabar discos que anunciaban el jazz (a posteriori llamado “tradicional”) que tendría en Louis Armstrong a su más popular representante.
Armstrong,
al frente de sus Hot Five primero y luego con los Hot Seven, consiguió
que el jazz diera un salto enorme en su evolución al imponer la
expresión personal del solista frente a la improvisación colectiva
entretejida que caracteriza el estilo de Nueva Orleans.
Otra gran figura fue la de Bix Beiderbecke, un trompetista blanco cuyo original fraseo y prematura muerte hicieron de él un mito del jazz de esa época
Junto a ese florecimiento de los solistas, los años veinte conocerían el inicio del esplendor de las grandes orquestas, como la de Paul Witheman, que se consagraría entre el gran público con su versión de “Rhapsody in Blue” de George Gerswhin, la de Fletcher Henderson, con solistas como Rex Stewart a la trompeta o Coleman Hawkins al saxo tenor y sobre todo la orquesta de Duke Ellington
Los años de la Depresión. El crac económico de 1929 afectó gravemente a numerosos músicos que se vieron alejados de los estudios de grabación y de los escenarios, sin embargo el público seguía reclamando espectáculos y las orquestas ya establecidas siguieron conociendo un auge imparable al que se sumaría, entre otras, la de Count Basie, considerada por muchos la mejor orquesta de jazz de todos los tiempos.
De estas orquestas surgirán numerosos solistas de enorme personalidad. Figuras singulares de este momento son el pianista Art Tatum y el pianista y cantante Fats Waller.
Una
importante consecuencia de la depresión económica americana fue el
desplazamiento a Europa de muchos artistas en busca de trabajo. Aquí el
panorama que encontraron fue muy diferente al que conocían, pues si en
un primer momento sus actuaciones se limitaban a los salones de grandes y
vetustos hoteles, que veían en el jazz un signo de modernidad, pronto
pasarían a las salas de concierto arropados por una afición que veía en
ellos a los padres de una nueva música.
Fue
el momento de la eclosión de los “hot clubs”, verdadero conciliábulos
de los aficionados al jazz, a la vez que, contagiados por la presencia
de músicos como Coleman Hawkins o Sidney Bechet,
comenzaron a despertarse numerosas vocaciones musicales, surgió así la
mítica formación del Quinteto del Hot Club de Francia liderado por el
guitarrista Django Reihardt y el violinista Stéphane Grappelli
La era del swing. En 1923 se derogó la prohibición del alcohol en Estados Unidos y este hecho, junto a los éxitos y la popularidad de formaciones de músicos blancos como Benny Goodman o Glenn Miller contribuyó a que el jazz perdiera, al menos en parte, el calificativo de música marginal
En
la segunda mitad de los años treinta el jazz alcanzó uno de sus grandes
momentos de florecimiento. Es el estilo que se conoce como “mainstream”
(literalmente se traduce por corriente principal), época intermedia
entre el jazz tradicional y el jazz moderno.
Las
orquestas seguían siendo el marco ideal para el lucimiento de los
solistas y a la vez favorecieron la eclosión de nuevos talentos como el
saxofonistaLester Young y del contrabajista John Kirby.
Fue el momento también de la aparición de dos grandes cantantes, Billie Holiday y Ella Fitzgerald, quienes, junto a Sarah Vaughan, reinarán hasta nuestros días como diosas entre las voces del jazz.
El jazz tras la segunda guerra mundial. En
1941, los Estados Unidos entraron oficialmente en guerra y buena parte
de los músicos de jazz se vieron obligados a vestir el uniforme militar y
a colaborar con las bandas del ejército o a grabar discos destinados al
esparcimiento de la tropa. En Europa tampoco se respiraban buenos aires
para esa música que los nacionalsocialistas calificaban de
"degenerada".
La
influencia de la guerra en la vida de los músicos y sobre todo las
ansias de innovación de los más jóvenes contribuirían a una profunda
renovación del jazz.
El club Minton´s Playhouse sería la cuna de un nuevo estilo, el bebop, que tiene en Charlie Parker y Dizzy Gillespie a
sus líderes indiscutibles. Los músicos de jazz ya no encontraban en el
mundo del espectáculo el lugar adecuado para expresar su talento,
simplificando las cosas, si Louis Armstrong representó en su momento la
toma de conciencia del solista dentro de las formaciones del jazz, los
bopper representaron una toma de conciencia mucho más amplia, se trata
de volver a los orígenes, de reinterpretar y reescribir la tradición
mediante la exploración de nuevas armonías, la ampliación de los
registros sonoros y explotar todas las posibilidades de los ritmos y los
tempos a la vez.
Entre los nuevos músicos Thelonius Monk sería uno de los primeros en adaptar el piano al bebop, igual harían Charles Mingus con el contrabajo y Miles Davis con la trompeta entre otros muchos.
La
escena del jazz de la segunda mitad de los años cuarenta era un
auténtico hervidero, pues, ante el nacimiento del bebop, los
representantes de la tradición trataron de revitalizar el estilo de
Nueva Orleans, a la vez que la música afrocuabana, instalada en Nueva
York, se adueñó de buena parte de las salas de baile
Fue
también la época del gran triunfo de la cantante Ella Fitzgerald, con
unos recursos técnicos incomparables como el "scat", forma vocal basada
en sílabas onomatopéyicas (ya utilizada por Louis Armstrong) que permite
competir con la improvisación instrumental. Junto a ella destacaron
como las más grandes figuras del jazz vocal Billlie Holiday, con un
estilo más intimista y Sarah Vaughan, la cantante más emblemática del
bebop.
Además de los clásicos como Armstrong, Basie o Ellington y de los modernos Parker y Gillespie, el rhythm and blues vivía
un momento de esplendor con la aparición de figuras como Ray Charles,
Etta James o Chuk Berry. Incluso parecía que algo empezaba a cambiar en
la política estadounidense, surgiendo las primeras emisoras radiofónicas
destinadas al público afroamericano y desterrando etiquetas como la de
"race records" que se habían destinado a esta música.
Los años cincuenta: bebop, coul y rhythm and blues. En
la relativamente breve historia del jazz, apenas un siglo, los cambios
se han producido siempre a caballo sobre movimientos existentes, que no
han desaparecido, sino que sólo han cedido la primera página de la
actualidad sin llegar a extinguirse. Lo que en principio parecían
"modas" son en realidad estilos, que se han afirmado con el paso del
tiempo y están obligados a convivir en el amplio espacio de la música
afroameriana. Esta situación se hace patente en los años cincuenta.
Por un lado algunos músicos blancos, como Chet Baker,
rehuyeron el lado más explosivo del bebop sin renunciar a los progresos
que éste suponía y adoptaron una estética más apaciguada con un toque
de lirismo y emoción a la que se aplica el nombre de cool jazz .
El
cool jazz, sin embargo es un movimiento amplio que abarca desde el
llamado "jazz de cámara", por ser demasiado elegante según algunos, del
Modern Jazz Quartet, hasta colaboraciones irrepetibles como la Miles
Davis y Gil Evans, pianista y compositor cuyos sabios arreglos, entre
los mejores de la historia del jazz, crearon la atmósfera ideal para que
el estilo intimista de Davis alcanzara algunas de sus puntos
culminantes.
Por
otra parte con Max Roach, los Jazz Messengers y las formaciones del
saxofonista Sonny Rollins o del contrabajista Charles Mingus, el bebop
proseguía su evolución, enriqueciéndose día a día con nuevos hallazgos
que sentarían las bases del jazz moderno.
Mientras
tanto el rhythm and blues, la forma más popular de la música
afroamericana, había alcanzado un desarrollo imparable gracias a figuras
como Ray Charles, Louis Jordan, Fats Domino, o Chuk Berry.
En el terreno estrictamente del jazz, algunos músicos surgidos del bebop comenzaron a cultivar el funk, impregnado de resonancias del blues y del gospell, en el que destacarían organistas como Lou Benett, guitarristas, Grant Green o trompetistas como Donald Byrd. Su música era densa y tórrida, con ese mismo espíritu de trance místico heredado del gospell y que el soul haría suyo.
Los años sesenta: la "New Thing" y el soul. En
Estados Unidos los años sesenta vieron cómo los movimientos políticos y
sociales afroamericanos adquirían cada vez mayor dimensión con líderes
como Martin Luther King o Malcolm X, y lograban el objetivo de la
consecución de los derechos civiles que hasta entonces el racismo les
había negado.
En
este marco apareció la primera casa discográfica dirigida por un hombre
de color, la Tamla Motown, responsable del lanzamiento de numerosas
estrellas del rhythm and blues y el soul con una gran capacidad de
penetración comercial, es el caso de Marvin Gaye, Aretha Franklin, Sam
Cooke y sobre todo James Brown, apodado “Godfather of soul” (el padrino
del soul), que supo transformar como nadie la esencia del gospell en
experiencia mística laica, convirtiendo sus conciertos en actos de
fervor casi religiosos.
Mientras
tanto el pop británico de los Rolling Stone o Erik Clapton descubría el
blues y lo divulgaba entre el público europeo a través de sus propias
versiones, a menudo bastante alejadas del original, pero que sirvieron
para dar a conocer a algunos de los grandes maestros del blues.
Así
mientras una parte de la música afroamericana alcanzaba una dimensión
como nunca se había conocido, el jazz vería el advenimiento de la “New
Thing”, literalmente la “cosa nueva” o free jazz, una radical alteración de los principios musicales que habían regido anteriormente la improvisación. Músicos como Ornette Coleman o Cecil Taylor lideraron
este movimiento revolucionario de tintes reivindicativos que chocó
contra el muro de la incomprensión. Promovían una música ajena al
servilismo hacia el público blanco, que paradójicamente era el único que
les prestaba atención, mientras el público afroamericano se decantaba
hacia otros estilos. Aún hoy los coletazos del free jazz tienen más eco
en Europa que en Estados Unidos
Buena
parte de los músicos del free jazz, excelentes instrumentistas, fuero
poco a poco abandonando este callejón sin salida que les conducía a una
situación de incomprensión musical generalizada.
En
resumen, el final de los años sesenta fue una época de increíble
proliferación de estilos y de géneros y el aficionado al jazz disponía
de un amplísimo abanico de ofertas, desde el tradicionalismo de
Armstrong a la vanguardia de Cecil Taylor o de Charles Mingus, pasando
por las orquestas de Count Basie y Duque Ellington, por las diversas
formaciones de Dizzy Gillespie, los Jazz Messengers, el blues de B.B.
King, el soul o el rhythm and blues
Los años setenta y el espíritu de fusión. En el mundo de la música todo había cambiado: la difusión discográfica, el tipo de conciertos, la radio, la televisión... ya nada era lo mismo, y la música, al igual que otras artes, como el cine, es también negocio. Jimi Hendrix y otros se habían aventurado en el mundo del rock con una música eléctrica de marcado acento afroamericano y habían conseguido un éxito notable. El rock, la música progresiva, el pop y otras etiquetas semejantes vendían, el jazz no podía quedarse fuera y así a algún genio se le ocurrió el concepto de “fusión”, en el que cabía un poco de todo,
Como en los años del bebop, surgirán de nuevo las polémicas y muchos consideraban a Miles Davis y a su jazz-rock o fusión fuera del jazz o todo lo más como un género menor.
Los
años setenta verían desaparecer a algunas de las grandes figuras del
jazz de todos los tiempos como Armstrong o Ellington y a muchos les
faltó tiempo para augurar la defunción de toda la música del jazz. Los
históricos desaparecían y los jóvenes se vendían por un puñado de
dólares al todopoderoso rock. La realidad, sin embargo, fue muy
diferente, la música afroamericana no había muerto, no sólo el jazz, el
blues o el rhythm and blues proseguían su camino, sino que no cesaban de
surgir nuevas formas y nuevos músicos, como la “salsa” neoyorkina,
heredera de la tradición afrocubana de los primeros músicos latinos
llegados a Nueva York e impregnada de influencias del jazz y del soul, o
el funk de músicos como George Clinton.
El
enorme celo interpretativo de los músicos dio lugar a una espectacular
evolución de los sonidos, no sólo se habían añadido nuevos instrumentos
sino que también las técnicas progresaron con gran rapidez, cabe citar
a Jaco Pastorius que transformó el bajo eléctrico, o Joe Zawinul el uso de los teclados.
Los
años setenta no significaron, ni mucho menos, el declive del jazz y de
la música afroamericana en general, sino una nueva etapa de transición.
Vuelta a los orígenes y nuevas perspectivas. Los
años ochenta significaron en cierta manera un proceso de clarificación,
Miles Davis regresó a los escenarios tras una larga ausencia rodeado de
músicos jóvenes. El jazz recibía apoyo institucional: incluso en España
el gobierno subvencionaba giras y conciertos, en Francia se condecoraba
a los músicos y en Estados Unidos, antes de tener un presidente
saxofonista, Ronald Reagan ya invitaba a Miles Davis a la Casa Blanca.
El
jazz seguía siendo minoritario pero tenía un público consolidado.
Comenzaba a despuntar una nueva generación de músicos que seguía caminos
diferentes, los unos tras la pista de la siempre anhelada vanguardia y
los otros por el camino del regreso a los orígenes. Entre los primeros
los Weather Report conOmar Hakim, el infatigable John McLaughlin o el siempre ingenioso Lester Bowie. Entre los que se decantaron por los orígenes el protagonista es Wynton Marsalis, técnicamente irreprochable, su estética despertó los más diversos comentarios.
Los
años noventa han confirmado esas numerosas corrientes dispersas. El
jazz no tan solo no ha muerto sino que quizá está más presente que
nunca en la actualidad musical. El auge del rap, la recuperación del
bebop, el "revival" del soul, los éxitos comerciales del funk y sus
derivados, la aparición de nuevas bandas del más puro estilo Nueva
Orleans, la actualidad del blues o incluso el éxito en las discotecas
del "acid jazz" son síntomas de la buena salud de esta música cuando ya
ronda el siglo de existencia bajo el nombre de "jazz".
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